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HISTORIA DE UNA AMISTAD

Por Tatiana Yepes / 11-8

Recuerdo esto como si fuera ayer. Pelo rizado color negro y hermosos hoyuelos en las mejillas. Entró con mucha pena. Estábamos en kínder. Ahora estamos en el polo opuesto, en Once. Pero desde allá nos conocemos, desde allá hemos cultivado nuestra amistad. Estefanía Firzon  siempre ha tenido el pelo rizado y esos hermosos hoyuelos en sus mejillas, desde que era chiquitica. Era un poco nerviosa, pero al pasar el tiempo (horas y días) se fue adaptando y ya parecía más amigable. Aunque fuera un poco irritante, yo trataba de aceptarla así. Desde hace 12 años siempre he disfrutado cada momento a su lado.

Desde Kínder supe que seríamos las mejores amigas, pero nunca imaginé que nuestra amistad cruzaría la barrera del tiempo, pasando ratos amargos y ratos muy dulces y felices. Ha durado tantos años. Así sucedió. Crecimos juntas, aprendimos a conocernos y a saber qué le gustaba y qué le disgustaba a cada una, maduramos juntas, vi su primera presentación de baile, vi la primera vez que lloró, la vi derrumbarse y levantarse, ella me enseñaba a ser  responsable, lo cual no sirvió porque continúe haciendo todo a última hora, en fin, cada una aprendió cosas de la otra. Nos alimentábamos de las emociones y actitudes de nosotras.

Hubo un tiempo que dejamos de ser tan unidas. Como si cada una hubiera encontrado alguien con quien más estar. Pero en un momento todo dio un giro inesperado. Su mamá falleció y estando nosotras en grado décimo, sentí que esto iba a ser muy duro, porque desde que conozco a Estefa, fue la niña consentida y mimada de mamá. Jamás quise verla sufriendo. Y ahí le entregué algo que siempre le había pertenecido: Mi Amistad Incondicional.

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Y justo ahí, justo en ese momento (Dios sabe cómo hace sus cosas) es cuando llega nuestro Ángel de la Guarda. Es una persona que siempre llevaré en mi corazón: alguien quien haría mucho por ambas, una mujer espectacular que nos enseñaría el sentido de la unión entre amigas. La Mona. Maye. Mayerli Bermúdez, siempre ahí, siempre amiga, consejera y confidente. La adoramos. Ella fue quien más estuvo con Estefa, quien la acompañó en este mal momento, quien le limpió cada lágrima de sus ojos. A veces pienso: ¿Qué sería de Estefa sin ella? Mona nos enseñaste el significado de la verdadera amistad, de la unión. Quizás tú también estabas sola, como nosotras. Mona usted nos hizo entender que debemos ser la una para la otra. Desde ese momento nos convertimos en las tres mosqueteras.

Somos como fichas de dominó: si algo le pasaba a una de nosotras inmediatamente nos afectaba a todas. Nuestra amistad continua y hoy estamos más unidas que nunca. Y como siempre Estefa es nuestra niña mi mimada. Sé que nosotras tres, por toda la vida, haremos lo que sea necesario para que salga el sol todos los días, para cada una de nosotras. Las quiero mucho.

 Esto es para ti Estefanía, te amo. 

madre

Madre Eustaquiana

Mujer Bendecida

 

Nuestras madres, verdaderas guerreras y guapas del mundo, son las que nos han dado la mayor parte de nuestra vida. Sus enseñanzas, sus cálidos abrazos, su valiosa y gran amistad con nosotros es algo que debemos recordar y alabar siempre, porque son ellas quienes verdaderamente educan y forman a la sociedad, y son ellas las que se preocuparán por nosotros hasta el fin.

Es por ello que el 31 de mayo, fecha retumbante en nuestra institución, celebramos este elemental día en honor y reconocimiento grato a ellas, con musicales y poemas compuestos por los estudiantes, presentaciones de salsa y de una obra teatral cómica espectacular, música, retos y rifas para las mamás bailadoras y no podía faltar darles una gran serenata en vivo, pero además, que algunas de ellas dieran grandes y hermosas verdades al escenario.

Después de todo, son nuestras mamás queridas quienes merecen esto, y no sólo una vez, sino interminables veces, por eso, démosle gracias por todo lo que ellas han hecho, un te quiero mamá cada día, porque su amor y ternura es, y será siempre, infinito.

“Madre, quiero agradecerte todo lo que hiciste en mi vida

sin esperar nada a cambio, tan solo que sea un buen hombre

en esta vida donde los obstáculos aparecen desde que nacemos,

y que los desafíos siempre estarán presentes, pero que gracias

a tus enseñanzas y buenos consejos consigo superarlos,

sabiendo que tus palabras estarían en mis oídos cuando las necesitara.

Gracias por ser mi madre, sin duda, el destino estaba escrito, y fue

beneficiado con la mujer más sincera, con ideales, nobleza y fuerza

para seguir adelante y superarme día a día. Tú eres parte de mi

base espiritual, emocional y el pilar más importante en mi vida.

Te quiero, mamá.”

                                                                                               Ricardo Quiguanás

                                                                                                   grado 9-10

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